Opaí. Una cosa que me acojona de muchos juegos de rol... bueno, de muchos productos frikoideos; es el triunfo del estilo sobre la sustancia, de la cantidad sobre la calidad, de los solos de guitarra infinitos sobre los escupitajos en directo, de la reducción balsámica sobre unos tomates que sepan a... ¿tomate?
Se me ocurrió escribir sobre esta mierda mientras me espero a que salga el manual del máster de Lamentations of the Flame Princess: Weird Fantasy Role Playing Game (dile tu esto a la librera de 65 años de tu barrio), que no es manual del máster sino ensayo, como los de Unamuno, como los de Carbajales, como los de Azorín, como los de Jovellanos, como los de Rafael Llopis de hecho. Básicamente Raggi nos obsequia con consejo tras conejo y opinión personal tras cagarse en los cánones y las convenciones establecidas, sobre como se juega a rol, y a su juego.
Sí.
Es un juegazo, las cosas como son. A la obra de este señor se le pueden achacar muchas cosas pero le sobra personalidad, sustancia, por los cuatro costados. De hecho cada vez que a Raggi se le ve venir de lejos, o NO nos sorprende con su trabajo, nos cagamos en su alma. Imperdonable. Es curioso sin embargo como las grandes editoras pueden sacarte todo un catálogo de productos marketinizados hasta decir "Sex Pistols" y no pasa nada... O sí pasa, y por eso Raggi vende.
Y otra cosa que es curiosa, es como a los que vamos cumpliendo años nos gusta que nos sorprendan con unas cosas y con otras no queremos que nos cambien nada... LOTFP es por ejemplo un retroclón, el mismo D&D de hace 40 años pulido y bruñido, pero se juega en el mundo real en la Europa del siglo XVII. Y nos gusta a los viejunos. No hay orcos, pero sí horror cósmico y mucho metal, pero del americano no... del que hace la gente que le gusta pasar frío.
Olvidate de los orcos, di hola al clan de brujas local. Olvida a Tiamat el dragón, di hola a Shub Niggurath. Olvida los objetos mágicos, di hola a un mosquete de calidad suprema o a una fragata de línea con 38 cañones por banda para tu grupo.
Olvidate de los orcos, di hola al clan de brujas local. Olvida a Tiamat el dragón, di hola a Shub Niggurath. Olvida los objetos mágicos, di hola a un mosquete de calidad suprema o a una fragata de línea con 38 cañones por banda para tu grupo.
Es como una mezcla de D&D, los Tercios de Flandes, The Thing y Celtic Frost. Vamos, es droga. ¿Pero entonces se sigue sintiendo como Dungeons & Dragons?
Pues... me parece que sí. Definitivamente no hay espada ni brujería. Ni dragones. Pero si hay expediciones a lugares inhóspitos, si hay trabajo en equipo, muertes horribles y saquear todo lo que se ponga por delante. Si hay trampas y niveles. Si hay preocuparse del mago, ser un cabrón con el ladrón y partir la pana con el guerrero.
Sustancia, aquí tenemos sustancia. Te puede saber a caca, pero está ahí. Como la pimienta negra.
Yo creo que podríamos incluso animarnos a catalogar los juegos de rol por las emociones que evocan. Hostia, y en vez de decir vamos a jugar a ser guerreros, o investigadores, o vampiros... Vamos a jugar a sentir la emoción de la aventura, a acojonarnos vivos, a sentirnos adolescentes y subnormales otra vez... Vamos a jugar a la nostalgia, a maravillarnos o a sentirnos abatidos por la miseria humana.
Me está pasando diseñando la campaña de DCC esa que diseño, pero que nunca jugamos. Mucha gente cuando diseña mundos de juego se exige un rigor. Un clima, un umbral tecnológico, unas razas, una abundancia mayor o menor de magia, y una cierta idiosincrasia... más rollito tolkien, más rollito howard, lo de siempre.
Bien.
Yo creo que en mi campaña tienen más posibilidades de participar David Hasselhoff venido del futuro armado con el Power Glove de Nintendo, que por ejemplo, vampiros o momias. Porque en DCC jugamos a ser unos horteras metaleros, a descojonarnos, a romper fichas y a molar mil.
Y esto sucede desde el momento que pongo el tochaco de DCC en la mesa. El libro en la mesa importa, carallo. ¿Les digo a los jugadores que en este mundo las serpientes son libros? Ok. ¿Les digo que aparece un orco? Me dan dos hostias.
Quiero abrazar lo raro en mis partidas, que los jugadores me miren y me digan ¿Pero qué mierda es esta? y sobornarles con cerveza para que no se vayan. Quiero un triunfo de la sustancia sobre el estilo.
Bueno primero quiero escribir con normalidad aquí, luego volver a sacar fuerzas para organizar partidas los findes y luego ya empezaré con virguerías.
Nos vemos pronto, de verdad.
Esta campaña, la publicados pa' cuando salga el Clásicos del Mazmorreo. Vete preparando.
ResponderEliminar*Publicamos.
ResponderEliminarMaldito predictivo de más allá del tiempo y el espacio...