miércoles, 18 de junio de 2014

La partida de Peter

1.       Los comienzos.

Opa ahí. Debía ser el año 2000. Yo contaría con unos 13 o 14 inviernos, pero inviernos en Ferrol, así que serían unos 45 inviernos normales. Daban el Informal, “The Matrix” arrasaba (y por desgracia las gabardinas de polipiel también) y el Baldurs Gate 2 era mi juego favorito. Las pelis del Señor de los Anillos y la tercera edición de Dungeons & Dragons se perfilaban en el horizonte.
   
Todo aquello fue aderezado con cómics y vinilos, vestigios de la juventud de nuestros padres, y libros de Luis Royo. Qué desmadre. Fue como si Gary Gigax y Hulk Hogan se hubiesen fusionado en un monstruo informe, friki y súper cachas, para esculpirme a ostias hasta convertirme en quien soy ahora. Mi grupo de colegas alternaba las tardes en el ciber jugando al Counter Strike, partidas de rol con merienda incluida y algún Warhammer ocasional.  Y yo dibujaba y tocaba el bajo durante horas.

De todas las partidas que jugamos, de todas las mazmorras que despejamos y de todas las historias que nos llevaron a morir o triunfar en profundos agujeros olvidados, siempre surge la misma cuando se trata de reírse un rato entre anécdota y anécdota:

La Partida de Peter.

Madre mía, la Partida de Peter.

Peter era mi amigo. Una mezcla entre Sheldon Cooper y Johnny Knoxville. Nos llevábamos bien, aunque teníamos nuestras diferencias. Al final la vida nos llevó a cada uno por su lado, pero es un chaval al que le guardo mucho cariño. Quizás en esta entrada le dé caña, pero es desde el respeto y amor más absolutos. Era muy competitivo y en esto del rol, pues también. Era de los de matar a todo lo que se moviese y robarles para subir de nivel y comprar mejores armas. Era como el Diablo II, pero sin gastar vatios, o voltios o valiums.

De hecho Peter detestaba tanto la parte “rolera” del rol, que cuando había discursos o partes de interpretación, se ponía a trolear a jugadores y al máster hasta lo ridículo. Hasta el punto de reírse de la historia, de los pjs en los momentos más solemnes. Y si todo fallaba, arrojar gomas de borrar MILAN NATA al rostro de sus compañeros. Tenía recursos.  Nosotros cruzábamos Miradas de Estupefacción y jugábamos bastante incómodos, pero él era implacable, le daba igual. Era un fáquer.

Recuerdo que una vez que le quedaban unos diez puntos de experiencia para subir de nivel, se fue a una biblioteca a matar gusanos de libro, que daban 1 punto de experiencia. Y cuando mató diez; pretendía subir de nivel. Con las reglas en la mano. Qué constructiva la experiencia, como componer “Stairway to Heaven” o invadir Polonia, px arriba px abajo.

No sé cuál era su intención, si se pensaba que nos gustaba jugar así, o que era gracioso, o sabía que nos molestaba pero le daba igual. Se pasaba... Yo creo que antes que nada éramos unos niños, y Peter es así y punto. Se lo pasaba bien así y sé que lo intentaba y que se curró esa partida a su manera. Él es buena persona y para tomar unas cervezas era de los mejores. 

El caso es que le dejamos de llamar. Todos. O a poner excusas para que no jugase. En complot. Pa revolver. Esto no es algo de lo que esté orgulloso, pero el instinto de supervivencia te convierte en una bestia despiadada.

Pero antes del fin, sucedió lo insucedible. Peter se ponía el manto de Dungeon Master.
   
La juerga padre. La alegría de la huerta. Barcos y putas. Esta partida y su contexto fue surrealista, ridícula y genial beyond space and time.


En su día la odié. Hoy comprendo y defiendo que una parte importante del rol en general pero sobre todo del mazmorreo, es sentarte con tus colegas, beberte unas birras y comer ganchitos mientras te descojonas de la miniatura que acaba de sacar el máster. Golem de chicle, vaya mongoles.

Pero a día de hoy, puedo decir de corazón, que la partida de Peter fue estupenda. Es la verdad. Era un sinsentido lleno de paridas, sobredosis de px,  objetos mágicos e injusticias varias, pero éramos cinco chavales en un desván, sin puta idea de jugar a rol, y la partida la dirigía Peter, el de los gusanos de libro. ¿Qué podía salir mal?

Ahí estábamos todos, con nuestras flamantes fichas pasadas a limpio, sobre las que Peter ya se había mofado por lo poco tochos que eran algunos pjs, y es que para Peter un guerrero que no tuviera fuerza y constitución 18 no valía para jugar. Recuerdo que alguien propuso tirar las características cómo los machos (3d6 seis veces y al carallo) y se descojonó. Que así no se podía jugar, hombre.

Aquí empieza lo HEAVY.

Mi ritual antes de comenzar a jugar en la partida de Peter.

Se había bajado de internet varios personajes dignos de una serie de dibujos de los 90 que nos quería calzar. EL AMO DEL CALABOZO, NOS DIO PODERES A TODOS. No los recuerdo muy bien, pero eran salvajadas de personajes, de razas y clases raras que salían en la dragón y en la dunjeón. Recuerdo uno, porque ese en concreto llegó a jugarse.

Jesús bendito la partida de Peter.

Una especie de hombre dragón. Rojo y todo, con escamas y cabeza de Dragón, por supuesto. Con fuerza 25, arma de aliento y muro de fuego X veces al día (sí, al mago le pareció genial) que entregó orgulloso al inexpresivo Manel.  Inexpresivo Manel, cuya participación en la partida se reducía a “Hola. Le ataco. Dame patatas. Adiós”, era el campeón de Peter. 
Cuando todo salía mal y nuestros personajes tan asquerosos, medievales y aburridos, sufrían en un combate; Peter decía: “Manel, ya sabes qué hacer” e Inexpresivo Manel “Ah, sí. Arma de aliento” 3d6 de daño y Peter “Veis, su personaje sí que mola” intercambiaban gestos de complicidad “Dame patatas” y nosotros Miradas de Estupefacción II: Redemption.

Peter se rió por última vez de la mierda de conjuros que tenía Toni el clérigo (Toni, te quiero y lo sabes allá donde estés) y tras eructar o gesto grosero similar comenzó su homenaje a entonces 26 años de AFICIÓN ROLERA.

“Estáis en un bosque caminando, llegáis a un valle amplio. Veis a lo lejos un Castillo Negro y enfrente un Castillo Blanco”

Yo soy el DM y después de decir esto, me levanto y me rompo la camiseta, para enfatizar. Si lo lees de la forma adecuada hasta parece rap. Y lo mejor de todo es que esto fue verdad. ¿Escenario de campaña? Pijadas ¿Mapa de la zona? Lujos innecesarios ¿Historial de los personajes? Vanidad ¿Pero esto lo improvisó? Naaaada, esto está ensayado así ¿Sois subnormales? ¡Sí! ¿Pero y lo bien que lo pasamos? Estamos en un bosque caminando, voy a romper el bar.

Y si tenías algún problema, te podías ir a tu casa.

No, que no te dejaba.

7 comentarios:

  1. Nostalgia bien entendida ¡¡¡Referencias a Will Ferrell!!! Me encantó el post. PREACH ON BRO!!!

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    1. Un placer verle por aquí caballero. Bienvenido a este refugio geek, tenemos lacasitos. Tengo pendiente reseñar alguna joya de barbarian movie italiana o algo a lo "mistery of chessboxing". Nos vemos!

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  2. Buena entrada, me he reido bastante. Yo también conozoco a más de uno que se asemeja en algunas cosas a tu amigo

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    1. Muchas gracias por pasarte, me alegra poder sacaros alguna sonrisa con mis miserias adolescentes. Yo creo que a todos nos ha tocado algún jugador memorable por el estilo, sobre todo en nuestros principios. Un saludo!

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  3. He sentido un ataque critico apuntado a mi nostalgia. Lo que has escrito es casi una descripcion de un compañero de mesa que tuve una vez. El dia que hizo de master fue mas o menos como el tal Peter.
    Genial el blog, acabo de descubrirlo y ya tienes otro fan.

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    1. Gracias! Estoy empezando pero bueno, la idea es un poco esta. Celebrar el frikismo con mucha coña. ¡Me encantan tus Turbomorphos! Tienes que darle caña, porque la idea de un blog de manualidades frikis es genial... Cómo hacer minis con fimo, cómo hacer tableros, mapas guapos... Te seguiré de cerca jaja

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  4. Gracias hombre! Creo que eres el primero que visita mi blog sin ser conocido mio! XD

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